Hice un comentario público hace algunos años en una red social sobre mi posición, a la luz de la Palabra, como esclavo de Cristo. Los comentarios positivos y negativos no se hicieron esperar. Por un lado, algunos estaban de acuerdo con la posición bíblica que había expuesto; pero por el otro lado, reaccionaron otros que estaban en contra. Lo más interesante de todo, para mi en ese momento, fue este comentario que alguien escribió: “A Libertad me llamó Cristo” refiriéndose, por supuesto, a que no somos esclavos de Cristo porque Él ya nos libertó.
En un artículo titulado “Doulos traducido como “siervo” ¿error o conspiración?” traté con más detalle el argumento bíblico para nuestra posición como esclavos de Cristo. Te animo a leerlo. Pero me llama mucho la atención que muchos creyentes asumen el argumento de que somos libres como pretexto para no aceptar nuestra condición como propiedad y esclavos de Cristo. Sin embargo, yo me pregunto: ¿Somos libres de qué? y ¿Libres para qué?
¿Libres de qué y libres para qué?
Pienso que este tipo de argumento está mal fundamentado en las palabras de Pablo a las iglesias de Galacia: “Para libertad fue que Cristo nos hizo libres; por tanto, permaneced firmes, y no os sometais otra vez al yugo de esclavitud” (Gálatas 5:1, LBLA). Pero si tomamos este verso como fundamento para tal comentario; entonces, estamos sacando el texto fuera de contexto, porque este verso nada tiene que ver con la esclavitud que obtenemos en Cristo al momento de nacer de nuevo.
Veamos el contexto. Pablo está preocupado por las iglesias de Galacia debido a que falsos maestros estaban enseñando un “evangelio diferente, que en realidad no es otro evangelio” (Gálatas 1:6-7, LBLA). Sino por el contrario, habían algunos que querían pervertir el evangelio con enseñanzas falsas que llevaban a los creyentes a practicar la circuncisión de manera que fueran aceptados por Dios. Bajo la circuncisión, los gálatas van a experimentar otra vez la ansiedad, la culpa y la vida atribulada que conocieron antes como paganos. Nunca van a estar seguros de ser lo suficientemente buenos.
La enseñanza de los judaizantes o falsos maestros era: “A menos que ustedes se circunciden, conforme a la tradición de Moisés, no pueden ser salvos” (Hechos 15:1,5). Estas enseñanzas falsas estaban atentando contra la verdad central del evangelio, “el hombre no es justificado por las obras de la ley (circuncisión, énfasis agregado), sino mediante la fe en Cristo Jesús. Puesto que por las obras de la ley nadie será justificado” (Gálatas 2:16, LBLA).
No nos podemos aferrar a la gracia si estamos viviendo por obras. – Timothy Keller
La salvación es pura gracia y si por alguna razón, nosotros nos alejamos de esta verdad; entonces, estaremos volviendo otra vez a nuestra antigua manera de vivir, es decir, a la esclavitud de la culpa, del pecado y de la salvación por obras (Gálatas 4:8-9). No nos podemos aferrar a la gracia si estamos viviendo por obras. (Gálatas 5:4)
De manera que, lo que las Escrituras establecen en Gálatas 5:1 es que hemos sido libertados de la esclavitud del pecado y nuestra antigua manera de vivir por el sacrificio de Cristo para ahora convertirnos en hijos y “herederos por medio de Dios” (Gálatas 4:7, LBLA).
Antes Esclavos del Pecado pero ahora Esclavos de Cristo
…Porque de la manera que presentasteis vuestros miembros como esclavos a la impureza y a la iniquidad, para iniquidad, así ahora presentad vuestros miembros como esclavos a la justicia, para santificación. – Romanos 6:19, LBLA.
Son importantes las palabras de Pablo a los Romanos porque nos arrojan luz sobre nuestra condición como pecadores y como personas redimidas por la sangre de Cristo.
Hemos sido comprados, simplemente cambiamos de dueño, seguimos siendo esclavos.
Nueva vez, éramos esclavos del pecado pero ahora somos esclavos de Cristo “Pues por precio habéis sido comprados; por tanto, glorificad a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” (1 Corintios 6:20). Y si hemos sido comprados, simplemente cambiamos de dueño, seguimos siendo esclavos. ¡Qué grandiosa verdad y que tremendo gozo es tener un amo como Cristo!
No Abusen de la Libertad del Evangelio
Pablo tiene urgencia en que los hermanos de las iglesias de Galacia entiendan que han sido libertados del yugo de la ley y que no deberían volver a vivir en la esclavitud del pecado nuevamente. Esta es la libertad de la que Pablo habla. Pero cuando tomamos este verso y lo mal interpretamos, pareciera que estamos diciendo: “Para libertad fue que Cristo nos hizo libres por tanto, haz lo que bien te parezca porque ya eres libre, tienes libertad para vivir como deseas.” Por supuesto que no, nuestra libertad ha significado romper el dominio que el pecado tenía sobre nosotros y a la vez nos coloca bajo un nueva ley, ahora de la gracia (Romanos 6:14).
Es extremadamente fácil perder nuestra libertad volviendo sigilosamente al legalismo y a la justicia por obras.
Este argumento cae en las mismas palabras de Pablo: “Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; sólo que no uséis la libertad como pretexto para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros” (Gálatas 5:13, LBLA). Es extremadamente fácil perder nuestra libertad volviendo sigilosamente al legalismo y a la justicia por obras. Ese es todo el argumento de la carta de Pablo a los Gálatas.
Él sabe que cuando habla de ser “libre de la ley”, algunos inmediatamente piensan que esto significa que las personas ahora son libres para determinar sus propios estándares de comportamiento. Pero ahí, es cuando Pablo, en términos muy claros dice que el evangelio no te da libertad para pecar. Necesitamos, con urgencia, volver a las Escrituras. Me temo que hay creyentes, e incluso organizaciones que toman la libertad en Cristo como pretexto para pecar. Pero si hacemos esto, entonces, estaremos rechazando a Dios y a su Palabra.
Gálatas 5:2-4 nos recuerda nuestra libertad objetiva en Cristo; y que somos liberados de la obligación de obedecer toda la ley para ser justificados ante Dios. Pablo está diciendo que el evangelio nos libera tanto de la culpa como de la esclavitud al pecado, tanto de la condenación del pecado como de la motivación para pecar.
Tenemos que encaminar nuestras mentes hacia quienes somos y que tenemos en Cristo. Debemos hacerlo con tanta frecuencia que nuestros corazones se enardezcan para que nuestro comportamiento sea guiado de acuerdo con estas realidades. De que somos libres de la esclavitud de la ley, de la culpa y del pecado. Pero al mismo tiempo, hemos sido comprados y tenemos un nuevo dueño, por lo tanto somos esclavos y estamos en total servicio a Cristo. Esto es algo que sucede en los que tienen fe en el Hijo, a medida que el Espíritu hace su obra.