¿Habla Génesis de 6 días literales en la creación?

Este artículo teológico intenta dar una respuesta concisa pero no exhaustiva sobre la controversia existente entre las posturas de tierra joven y tierra vieja dentro del creacionismo (teísmo cristiano). Donde la gran diferencia puede verse en la lectura del relato sobre los 6 días de la creación que tenemos en la Palabra de Dios.

Hablaremos de las dos principales posiciones, aunque pueden tener variantes dentro de sí; por un lado tenemos cristianos quienes están de acuerdo en que los 6 días de la creación son literalmente días consecutivos de 24 horas como los conocemos hoy; y por otro lado, cristianos igualmente piadosos que hablan del relato de la creación sin literalidad en los 6 días, siendo así diferentes a nuestros días de 24 horas, dando posibilidad a los miles o millones de años que presentan algunas investigaciones científicas.

Aclarando que estos puntos de vista están en las afueras del perímetro de las doctrinas principales que mantenemos como “no negociables” para la fe cristiana. Por lo que ambas posturas pueden convivir dentro de las doctrinas piadosas de una iglesia saludable, y de hecho cada creyente debe estar en posición de considerar una u otra postura sin prejuicio o condena hacia la que difiere sobre la que sostenga.

6 días literales

En esta postura se abraza el hecho de que la creación transcurrió de manera como la lectura de Génesis 1 indica: en 6 días. Agregando a esto los detalles que el texto bíblico ofrece como “y fue la tarde y la mañana.. (Génesis 1:5)” además del cuantitativo “primer, segundo, tercer.. día (Génesis 1:5,8,13)”. El término hebreo para referirse a “día” en Génesis y la mayor parte del Antiguo Testamento es la palabra “yôm (י֥וֹם)”, al igual que en español es de suma importancia el contexto en que se encuentre un término, ya que similar al uso que le damos a la palabra “día” en hebreo también puede ser usado para referirse a “la parte con luz natural del día (Génesis 1:5)”, “la época de alguien (Génesis 5:23)”, “un período de tiempo (Eclesiastés 7:14; Salmo 20:1)”. Pero como vemos en el relato de la creación la narrativa del autor usa palabras que delimitan el término “día” a algo muy específico de principio a fin en Génesis 1:3-31 donde inicia: Entonces Dios dijo sea la luz… y fue la tarde y fue la mañana: un día. Y concluye al final del capítulo 1 diciendo: Dios vio todo lo que había hecho; y era bueno en gran manera. Y fue la tarde y fue la mañana: el sexto día.

Como vimos al principio, aquí la palabra “día” está relacionada o delimitada por las palabras que le preceden “y fue la tarde y fue la mañana: un día. (Génesis 1:5b)”. En la primera parte de la oración se aprecian los sustantivos “tarde” y “mañana” uno seguido del otro junto a un verbo en pasado indicando que han transcurrido ambos momentos del día, dejando claro desde el punto de vista judío que el día a transcurrido completamente, ya que para ellos el día inicia y muere al final de la tarde, dicho de otra manera el día inicia en la tarde y termina en la siguiente tarde, la tarde sería lo que divide un día del otro. Incluso si lo consideramos desde nuestra perspectiva de horario (algo incoherente, porque lo correcto es ver cada libro en el contexto histórico donde se encuentra) indicaría que entre uno y otro (tarde y mañana) ha “amanecido” es decir hemos pasado a otro día.

Sumado a esto tenemos un adjetivo ordinal, un número explícito que demarca una secuencia dentro de cada día de la creación, fuera de que ya se ha compuesto la oración con la información de que la tarde y la mañana han transcurrido, el simple hecho de que el autor se tome la molestia de numerar cada uno de los días, disipa cualquier duda de si están o no uno detrás del otro, el uso de la misma palabra por el mismo autor en el mismo libro es sumamente difícil que indique días con más de 24 horas para algunas ocasiones y días de 24 horas para otras (Génesis 7:10).

6 días no literales

Esta postura también usa el término “yôm (י֥וֹם)” sosteniendo que al ser usado para referirse a diferentes períodos de tiempo en varios pasajes, incluso dentro del mismo libro de Génesis: 1:5; 2:4; 5:8. Las mismas citas presentadas para la defensa de la literalidad de los días de la creación, en esta postura se ven como argumentos de los varios usos se le aplican a esta palabra, que como vemos en Eclesiastés 7:14, el Salmo 20:1, etc. indican un período de tiempo, concluyen en que su uso en el relato de la creación puede indicar también un período de tiempo.

Y dado que al momento de escribir, el autor no tenía todo el conocimiento científico actual a su disposición, viendo que dicho avance científico tiene cálculos documentados sobre análisis meticulosos en diferentes procesos del planeta tierra, las estrellas, las galaxias, y muchos otros que pueden ser (y han sido) usados para la datación de la tierra y la existencia de todo nuestro universo, intentan hacer coincidir el relato bíblico de la creación con toda esta evidencia verídica de estudios científicos. Como por ejemplo el hecho de que las enanas blancas (un tipo de estrella de nuestra galaxia) existan, estas estrellas son el resultado de la muerte de una de mayor tamaño que ya ha agotado toda su energía nuclear y para esto se necesitan millones de años; algo similar ocurre al ver los supernovas, que son explosiones estelares de ocurren por diferentes razones, pero lo destacable es que se han apreciado supernovas de otras galaxias, en específico una de las más estudiadas es la de la galaxia de Magallanes que se encuentra a 163,000 años luz de distancia de nosotros, por lo que cualquier cosa que podamos percibir de esta galaxia ocurrió hace 163,000 años. No vamos a abundar sobre lo que significa un año luz, pero esto también es importante ya que es usado como unidad de medida (longitud) obviamente para distancias astronómicas, al igual como ya se conoce la velocidad del sonido, unos 343 m/s (la cual el ser humano ha sobrepasado) la velocidad de la luz es de 299,792,458 m/s con lo que se ha llegado a calcular el tiempo que tarda la luz del sol en alcanzar el planeta tierra: unos 8 minutos con 20 segundos. Por estos resultados se habla de “años luz” puesto que tenemos estrellas tan distantes que la luz que irradian tardan miles de años en ser percibidas por nosotros. Esto significa que si vemos una estrella que está a 163,000 años luz, estamos viendo cómo era esa estrella hace 163,000 años, y no su estado actual.

Por la exactitud de estos cálculos la ciencia ha determinado que el universo tiene unos 13.8 billones de años, dado que la estrella más lejana conocida está a 13,800,000,000 años luz de nosotros. Dicho de manera simple, ya que estoy viendo esa estrella, puedo afirmar que existe, y ya que esa estrella está a esa distancia y tienen que haber pasado esa cantidad de año para que su luz llegue hasta mí, deja claro que esa estrella ha existido al menos esa misma cantidad de años hacia el pasado. Y esto es solo una de las maneras en que se ha datado la existencia, y las investigaciones continúan. Por este nivel de avance científico es que existe una postura cristiana sobre lo que denominamos “tierra vieja”, ya que el fin del relato bíblico sobre la creación no es ofrecernos la edad de la tierra ni mucho menos del universo.

Acercamiento personal

Entendiendo que Dios es soberano sobre todo, siendo omnipotente, pudo desplegar su creación a través de los millones de años que le haya placido; es mi postura que podemos apreciar Su gloria en que no necesitó millones de años para crear todo lo que vemos aunque así lo aparente, dado que la información que nos ofrece el Creador se limita a 6 días, considero que por la evidencia intrínseca del libro y en comparación el resto de la Biblia lo más acertado es considerar estos días como los conocemos hoy (de 24 horas) pues incluso en otros libros se hace mención de que la creación transcurrió en seis días (Éxodo 20:11), para los judíos y los primeros cristianos esto siempre fue así, nunca consideraron que esos días no hayan sido literales o que pudieran tener más de 24 horas, sino que usaron esa literalidad para afirmar su “semana laboral” colocando el descanso en el séptimo día, dado que Dios así lo hizo, es decir hacen referencia directa de que trabajar seis días y descansar uno, está ejemplificado por Dios mismo.

En lo personal no estoy de acuerdo con el cálculo ofrecido por el sacerdote James Ussher quién realizó el trabajo analítico de calcular bíblicamente la existencia humana basándose en las genealogías ofrecidas a través de varios libros, y trazando un conteo regresivo hasta llegar a Adam como el primer ser humano dando como resultado “la edad de la tierra”, de donde se sostienen muchos cristianos que defienden la postura de “tierra joven”; la realidad es que la Biblia no es un libro con el cual medir la edad de la tierra (como bien afirman los de “tierra vieja”), incluso las genealogías tienen otro fin que no es para nada sumar las edades y obtener una edad general de la humanidad, es probable que sí hayan omisiones dentro de cualquier genealogía ofrecida (a lo que se denomina: saltos); ya que el fin de las genealogías está muy claro desde Génesis 3 y es apuntar al que aplasta la cabeza de la serpiente: Cristo. Pero considero que no hay otra manera de presentar la creación sino en 6 días, siendo así el planeta tierra y/o la existencia de la vida no pueden tener miles de millones de años.

Como creyentes es crucial que nos apeguemos a la Biblia, no como para rechazar ciegamente cualquier argumento externo, sino para nunca poner en juego su infalibilidad; ya que cualquier intento de descartar una idea que ella transmite debilitaría su integridad para continuar sosteniendo los cimientos que la establecen.


Fuentes:
Investigaciones de Respuestas en Génesis
Artículos sobre tierra joven del profesor: Jason DeRouchie.
Libro: A Matter of Days (resolving a creation controversy) de Hugh Ross.
Artículos sobre tierra vieja del profesor: Wayne Grudem.
Artículos de la serie “How old is the earth” de Desiring God.

Jose Nuñez

Jose Nuñez

Cariñosamente Jey. Doulos por gracia. Vive en Santo Domingo, República Dominicana. Esposo de Nadia Zamantha y padre de Ami. Miembro de la IBI en Santo Domingo. Co-fundador de Doulos LSA ®. Colabora en nuestra web como editor y autor de contenidos. Puedes seguirlo en Twitter | Instagram.
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