La Biblia, mi manual de vida

Lamentablemente debo interpretar que has vivido una vida entera perdiendo el tiempo, lo más triste de todo esto no es que lo hayas perdido, sino que ni siquiera te hayas dado cuenta. Sí, no es mentira, no es un cuento, tampoco una mera suposición, es simplemente una gran realidad en pleno siglo XXI para muchas personas; aún así, lo más importante de todo esto es que mientras continúes leyendo cada palabra que sigue en este artículo lo podrás ir notando por tí mismo.

La realidad es que, muchas veces, hacemos caso omiso a lo poco o mucho que se nos ha enseñado sobre la Biblia y vivimos nuestras vidas como cualquier persona más en esta tierra.

A lo largo de los años aprendemos un montón de cosas referentes a la Biblia. Aprendemos que la Biblia es la palabra de Dios, que debemos reverenciarla, escudriñarla y portarla porque el cristiano que no anda con una Biblia no se puede denominar seguidor de Cristo. Se nos ha enseñado a atesorarla en nuestro corazón, aprendimos que el verso más largo es Ester 8:9, y el verso más corto es Job 3:2. Nos enseñaron que el capítulo más largo es Salmos 119, y el capítulo más corto es Salmos 117.  En definitiva, hemos aprendido muchas cosas pero:

¿Cómo aplicamos todo lo aprendido en nuestras vidas?

La realidad es que, muchas veces, hacemos caso omiso a lo poco o mucho que se nos ha enseñado sobre la Biblia y vivimos nuestras vidas como cualquier persona más en esta tierra.

¿Hemos perdido el tiempo?

No lo creo, analicemos lo que he querido que entiendas desde el principio. Hace dos meses recibí un grupo de amigos y familiares en mi casa, nuestro objetivo era pasar un buen tiempo juntos y visitar los parques de Disney en Orlando; para esto, necesitábamos empacar ciertas prendas y a la misma vez, lo más importante que no se podía quedar, la comida. Todo estaría en el lugar que nos iba a transportar, nuestro vehículo; cuando ya íbamos a salir notamos un problema, no habíamos calculado que éramos seis personas pero el vehículo sólo tenía capacidad para cinco personas.

Y ya ustedes saben lo que ocurrió, nos montamos cuatro detrás, dos delante, con el baúl lleno y nos fuimos con Dios. Mientras íbamos manejando notamos que en el tablero del vehículo se encendió una luz, la cual correspondía al (Tire-Pressure Monitoring System, TPMS) o sistema de monitorización de la presión de los neumáticos, así se le conoce en nuestro lenguaje. Esto es lo que comúnmente conocemos como las gomas del carro, la realidad era que a los neumáticos de nuestro vehículo les faltaba aire, pero como en otras ocasiones esto me había ocurrido en otros vehículos, lo que hice fue dirigirme a la estación de gasolina más cercana para completar el aire de los neumáticos; sin embargo, ocurrió algo que no esperábamos, le echabamos aire una y otra vez a los neumáticos pero la luz no se apagaba en el tablero, producto de esto decidimos continuar nuestro trayecto hacia dónde nos dirigíamos.

Luego, pensando en que debíamos regresar en unos cuatro días, decidí verificar porque la luz del TPMS no se apagaba, lo que hice fue volver nuevamente a una estación de gasolina a echarle aire a los neumáticos y en el proceso alguien me regaló un medidor de aire para que las pusiera al nivel que indicaba; pero aún así, la luz en el tablero no se apagaba. No obstante, después de haber realizado todas esas paradas en el camino, haber perdido todo ese tiempo en las estaciones de gasolina, haber buscado un medidor de aire, pagar para cargar el aire, pensé en algo que tal vez me pudiera ayudar, el manual del vehículo, ¿Porque no pensé en esto antes?

Rápidamente fui a la gaveta que está enfrente del pasajero a buscar el manual, lo abrí, busque las palabras TPMS, el manual me indicó la página, fui hasta ella y en menos de tres tres minutos pude apagar la luz. Así de fácil y sencillo fue todo.

Debes ir a la Palabra antes de necesitarla pues así sabrás qué hacer cuando se presenten situaciones difíciles y no perderás el tiempo sino que estarás capacitado para toda buena obra (2 Timoteo 3:16-17).

¿Cómo simplemente ver que debajo del guía a la izquierda había una botón con el mismo signo que se marcaba en el tablero y lo único que debía hacer era luego de haber completado la presión de los neumáticos, simplemente presionar el botón por unos cinco segundos y el vehículo automáticamente iba a detectar que los neumáticos estaban completos?

Recuerda esto, solo tres minutos para ir al manual, leer los procedimientos y cinco segundos para presionar el botón de reinicio del TPMS.

Ahora si nos vamos entendiendo ¿verdad? alguna vez te haz preguntado ¿Porqué todo producto que adquirimos tiene un manual de instrucciones? Nunca te haz hecho la pregunta de ¿cuál es el manual de instrucciones del ser humano? Si nunca te la has hecho esta pregunta o si te la hiciste pero nunca has tenido una respuesta clara a esto, simplemente la respuesta se llama la Biblia (Salmos 119:105).

Esta es la respuesta

Hemos llevado una vida entera perdiendo el tiempo y no nos hemos dado cuenta porque no hemos puesto en práctica la palabra de Dios, este manual de vida es el que nos enseña a cómo vivir día tras día; sin embargo nosotros constantemente lo obviamos y usualmente hacemos como me ocurrió con el vehículo y el TPMS. Vamos a la Biblia sólo cuando la necesitamos, y podrías decir:

¿En qué otro momento debo ir a la Biblia?

Debes ir a ella antes de necesitarla pues así sabrás qué hacer cuando se presenten situaciones difíciles o tentaciones en tu vida y no perderás el tiempo sino que estarás capacitado para toda buena obra (2 Timoteo 3:16-17).

Escudriñando la palabra recientemente fui confrontado, pues por muchos años he estado en el evangelio, he actuado según mis convicciones, mis principios, mis valores, lo que se me ha enseñado, entendiendo que lo que he hecho en muchas ocasiones ha sido lo correcto y a mi me parece que sí es lo correcto, pero correcto a la manera de nosotros los seres humanos no a la manera de Dios y este es el punto, cuando leemos y ponemos en práctica nuestro manual de instrucciones nos convertimos en hacedores de la Palabra y no solamente oidores. Esto es lo que marca la diferencia y lo que hace que los resultados no sean a nuestra manera sino que siempre sean a la manera de nuestro Dios (Santiago 1:22).

No sigas perdiendo el tiempo en tu vida, estudia tu manual de instrucciones, llevalo a la práctica diaria, así avanzarás en el propósito de Dios para contigo y verás tu estadía en la tierra desde el punto de vista que Dios quiere que lo veas. Cuando lleguen las situaciones difíciles y complicadas, ya sabrás cómo enfrentarlas pues te has leído el manual que te da la solución y la paz ante ese problema. Recuerda que este no es como cualquier otro manual, la Biblia es inspiración perfecta de Dios.

Cuando leemos y ponemos en práctica nuestro manual de instrucciones nos convertimos en hacedores de la Palabra y no solamente oidores de ella.

Finalmente, nuestro manual de instrucciones es el primer libro impreso y el más vendido, según Guinness World Records, es el libro más vendido de todos los tiempos y la razón por la que su alcance es tal, que es imposible obtener cifras exactas de cuántas se han distribuido a lo largo de la historia. Un estudio de Bible Society determinó que entre 1815 y 1975 se imprimieron 2.5 mil millones de copias, pero se dice que en realidad podrían haber sido hasta 5 mil millones. Solo en 2014, Bible Society reportó que distribuyó 34 millones de copias completas de la Biblia. Así que, es momento de entender y poner en práctica nuestro Manual de Vida.

Gerald Lorenzo

Gerald Lorenzo

Doulos de Jesucristo. Vive en Lauderdales Lakes, Florida. Esposo de Vanessa, padre de una hija. Asiste a la Iglesia Cristiana Josué en Florida. Fundador de One By One Child, Inc. Colabora en nuestro blog como autor invitado.
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