Después que el mundo comenzó a hablar sobre este nuevo coronavirus o COVID-19 en enero del 2020, nadie imaginó que el mundo caería de rodillas ante este virus. Hoy el mundo, literalmente, ha cerrado sus puertas y se muestra indefenso ante el avance de este microorganismo. Estamos viviendo en un tiempo sin precedentes, la economía mundial que ya estaba afectada parece estar en su lecho de muerte. Otras economías más fuertes, como la norteamericana, están anunciando pánico porque no podrán soportar un tiempo más prolongado en cuarentena.
La teología cristiana confiesa que el gozo consiste en poseer, conocer, y disfrutar el supremo e insuperable bien, Dios mismo, la bendita trinidad. – Scott Swain
Es reflexionando sobre la incertidumbre del futuro, ambos del médico y del económico, que el equipo Doulos hemos decidido publicar una serie de escritos, que ayuden al creyente a no perder su norte, Cristo, la fuente de nuestro gozo, nuestro bien último, el supremo, e insuperable bien del creyente.
¿Qué es el gozo?
En respuesta a la pregunta qué es la felicidad, Scott Swain, presidente del Seminario Teológico reformado de Orlando responde: La teología cristiana confiesa que el gozo consiste en poseer, conocer, y disfrutar el supremo, e insuperable bien, Dios mismo, la bendita trinidad. Como bien dijo el Salmista: “Oh alma mía, dijiste a Jehová: Tú eres mi Señor; No hay para mí bien fuera de ti” (Salmos 16:2, RVR60).
Más adelante, en el mismo Salmo el salmista agrega: “Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre” (Salmos 16:11, RVR60).
¿Cómo se obtiene el gozo?
La teología cristiana responde a esta pregunta de la siguiente manera: El gozo divino se comunica por sí mismo a nosotros, libre y abundantemente, a través del mediador del gozo, Cristo Jesús, nuestro Señor: “Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido.” (Juan 15:11, RVR60)
No nos gozamos en Dios suficiente
En la teología evangélica de los 80s – 90s y muy temprano del 2000 hubo un énfasis muy grande en que el gozo no estaba relacionado con una vida de relación con Dios. El énfasis mayor estaba en que la vida cristiana es una lista de reglas que debes seguir, no puedes hacer esto, ni esto, y tampoco lo otro. Y en un sentido inconsciente, el gozo quedó renegado y parecía como si ser cristiano consistía en tener un gesto rudo, o si buscar la felicidad en Dios era algo pecaminoso.
Somos criaturas asustadizas que pierden el tiempo con la bebida, el sexo y la ambición cuando se nos está ofreciendo una alegría infinita. – C. S. Lewis
En su libro “El Peso de la Gloria” C.S. Lewis hace una declaración interesante, el disipa esta idea cuando dice que “Desear nuestro propio bien categorizado como algo malo, es una idea introducida a la iglesia por los filósofos estoicos” (quienes tienen una visión pesimista de la vida) y yo agrego, también por los hedonistas (aquellos que buscan el placer en cosas terrenales). Este es quizás el pico de la montaña cuando Lewis agrega:
“De hecho, si consideramos las claras promesas de recompensa y la asombrosa naturaleza de las recompensas prometidas en los Evangelios, parecería que nuestro Señor encuentra nuestros deseos no demasiado fuertes, sino demasiado débiles. Somos criaturas asustadizas que pierden el tiempo con la bebida, el sexo y la ambición cuando se nos está ofreciendo una alegría infinita, como un niño ignorante que quiere seguir jugando con el barro en los suburbios porque no se puede imaginar lo que significa el ofrecimiento de unas vacaciones junto al mar. Nos quedamos contentos con demasiada facilidad.” – C. S. Lewis
De Lewis estoy tomando tres ideas:
- Por un lado, por eso el evangelio ha sido considerado aburrido, y lleno de rituales, los cristianos, muchas veces, no somos los más felices porque consideramos que buscar el gozo en Dios es algo malo.
- En el otro extremo estamos gozosos con cualquier cosa. A veces somos como Esaú, quien encontró gozo en vender su primogenitura por un plato de lentejas.
- Y tres, la clave para luchar contra el pecado, según el pastor John Piper, es cambiar un deseo pecaminoso, por un deseo mayor, es decir, cambiar pornografía, orgullo, fornicación, ambición y otros, por el infinito deseo del gozo en Dios.
La clave para luchar contra el pecado es cambiar un deseo pecaminoso, por un deseo mayor, es decir, cambiar pornografía, orgullo, fornicación, ambición y otros, por el infinito deseo del gozo en Dios. – John Piper
En otras palabras, no vamos a tener victoria sobre el pecado si solo nos negamos a las pasiones pecaminosas, necesitamos atesorar a Cristo como nuestro mayor bien y tesoro.
Mi gozo está directamente ligado al nivel en que amo a Dios.
El predicador norteamericano más importante del siglo 18 y considerado la mente más importante de América, Jonathan Edwards, dice algo que me impactó poderosamente en su libro “Afectos Religiosos”:
“La causa más profunda de un verdadero amor por Dios es la belleza suprema de la naturaleza de Dios. Esta es la única cosa razonable que se puede creer. La belleza de un hombre, o de cualquier criatura, nace de su excelencia. Indudablemente, es igual con Dios. La naturaleza de Dios es infinitamente excelente; es infinita belleza, resplandor, y gloria.” – Jonathan Edwards
El amor por Dios, por su carácter, por su belleza, es el objeto de nuestra fe. Siempre pregunto:
- ¿Por qué quieres ir al cielo? Si quieres ir por las calles de oro y el mar de cristal, entonces tu amor no es genuino y es uno interesado.
- ¿Si quitamos a Dios del cielo, aun querrías las calles de oro y el mar de cristal? Verdad que no, porque el cielo se trata de Dios. Él es el máximo bien. Edwards agrega:
“Los creyentes verdaderos no ven primero que Dios los ama, para descubrir que es hermoso. Ven primero que Dios es hermoso, que Cristo es excelente y glorioso. Sus corazones son cautivados por esta percepción de Dios, y de ahí, principalmente, nace su amor por él. El amor verdadero comienza con Dios y lo ama por lo que es.” – Jonathan Edwards
Así que, si no tengo gozo, debo revisar mi salvación porque ya vimos que Cristo es el autor de nuestro gozo. Y no solo eso, el gozo es un deber de todo creyente.
El gozo es un deber de todo verdadero creyente
R. C. Sproul, uno de los teólogos más importantes del siglo 20, pensaba que es deber del cristiano, es su obligación moral, estar gozoso. Eso significa que la incapacidad de un cristiano de estar gozoso es un pecado, que la infelicidad y la falta de gozo son, en cierta forma, manifestaciones de la carne.
La incapacidad de un cristiano de estar gozoso es un pecado, la infelicidad y la falta de gozo son, en cierta forma, manifestaciones de la carne. – R. C. Sproul
El Gozo como un componente unificado a los demás componentes del Fruto del Espíritu.
En Gálatas 5:22–23 se haya la respuesta. Los dones del espíritu son diferentes al fruto del espíritu. Es decir, yo puedo tener el don del servicio, y no tener el don de la enseñanza.
Pero no puedo ser paciente, tener amor, y paz sin tener gozo, fe y bondad. El fruto del espíritu es uno solo. Erróneamente, hablamos de los frutos del espíritu, y no hay varios frutos, hay un solo fruto. Y ese fruto tiene componentes, como la fruta Kiwi que contiene varios componentes, tiene vitamina C, Vitamina E, Calcio y magnesio. No solo eso, todas estas vitaminas del Kiwi crecen al mismo tiempo.
De la misma manera, el fruto del espíritu es simétrico, significa que todos los componentes crecen juntos. El Amor, gozo, fe bondad, benignidad, amor, crecen de igual manera. Y es una característica de santificación en cada creyente. El gozo entonces es un distintivo de todo verdadero cristiano.
¿Cómo podría una persona llorar y aun así estar gozosa?
Desde luego, hay momentos en los que estamos llenos de angustia y sufrimiento. Al propio Jesús se le llamó “el varón de dolores” en Isaías 53:3. La Biblia nos dice que es totalmente legítimo experimentar angustia, sufrimiento y tristeza, estos sentimientos no son pecaminosos. De hecho, Martín Lutero, el reformador, escribió toda una teología sobre el sufrimiento llamada la teología de la cruz, donde él establece, que Dios puede ser mejor conocido por medio de nuestros sufrimientos.
El cristiano puede sufrir y, aun así, estar gozoso, porque nuestro gozo no está fundamentado en cosas pasajeras como sexo, alcohol, bienestar terrenal, carreras; no, nuestro gozo está fundamentado en una persona, Cristo. Nuestro gozo debe estar en Él. Como decía Lewis, los cristianos no deberíamos gozarnos con demasiada facilidad. Hebreos nos muestra claramente porque el cristiano puede gozarse mientras sufre: “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.” (Hebreos 12:2, RVR60)
El cristiano puede sufrir y, aun así, estar gozoso, porque nuestro gozo no está fundamentado en cosas pasajeras como sexo, alcohol, bienestar terrenal, carreras; no, nuestro gozo está fundamentado en una persona, Cristo.
El corazón del concepto del Nuevo Testamento es este: una persona puede tener gozo bíblico aun cuando esté llorando, sufriendo, o experimentando circunstancias adversas. Esto sucede porque la angustia de la persona está dirigida hacia una preocupación, pero al mismo tiempo, esa persona posee una medida de gozo porque su fuente es Dios.
Gozo en medio de la pandemia
El profeta Habacuc nos presenta una imagen muy honesta de su situación y la del pueblo de Israel. Básicamente, los babilonios vienen, van a destruir, Habacuc está en una lucha de fe, perdiendo la esperanza, y hasta cuestionando su teología. El cuestiona a Dios haciendo preguntas como:
- ¿Cómo puedes permitir que sucedan estas cosas?
- ¿Cómo puedes dejar que todo este mal y sufrimiento ocurra en este mundo?
- ¿No eres tú demasiado santo para siquiera mirar la iniquidad?
- ¿Cómo puedes juzgar a tu pueblo, aunque sea malo, con un pueblo peor?
- ¿Por qué me permites ver tanta iniquidad?
Habacuc estaba en una desesperación y prácticamente en una depresión. Definitivamente, la teología de Habacuc estaba distorsionada. Luego, Dios se mostró a Habacuc, muy parecido como también le respondió a Job. Y ¿sabes qué? Su mensaje no fue de esperanza, los babilonios como quiera venían a destruir a Israel; y eventualmente, vinieron y destruyeron todo.
Habacuc fue confrontado, y ahora con una teología correcta de la fuente de su gozo, el profeta nos presenta una imagen muy emotiva pero más adecuada:
Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales; Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación. – Habacuc 3:17-18, RVR60
Nosotros nunca perdemos el sueño porque la higuera no florezca. Tampoco nos preocupa si los olivos no dan aceitunas. Pero Habacuc era judío, y la economía de Israel era agrícola. Los higos eran un producto importante. También lo era el fruto de la vid, las uvas con las que se hacía el vino. La ganadería también era crucial. La economía de Israel dependía de estos elementos. Permíteme compartir lo que a nosotros sí nos preocupa en mi traducción a estas palabras de Habacuc:
“Aunque el sistema sanitario colapse, aunque el mercado de valores se desplome, aunque la economía entre en recesión, aunque la industria aeronáutica se derrumbe; aunque todo esto ocurra, con todo, yo me regocijaré en el Dios de mi salvación. Me alegraré en él”. Eso es lo que habría dicho Habacuc si hubiera vivido en el siglo XXI en medio de la pandemia del Coronavirus.
El justo vivirá por la confianza que pone en Dios.
Mi gozo, tu gozo, no dependen de estas cosas. No somos de este mundo. La frase clave de todo el libro de Habacuc es esta: “El justo vivirá por… fe” (Habacuc 2:4). Se podría traducir de esta forma: “El justo vivirá por la confianza que pone en Dios”.
- ¿Qué significa vivir por la fe si no es confiar en Dios?
- ¿Confías realmente en Dios?
- ¿Le crees cuando él te promete que esto es para bien y para tu gozo último?
Solo si le creemos a Dios, y no en el sentido de que Él nos va a librar, aun si no nos libra, podemos permanecer con gozo en medio de la dificultad. Como dice Piper, en su teología del gozo, Dios es glorificado más en nosotros, cuando nosotros nos gozamos más en Él.
Bibliografía:
- Lewis, C. S. peso de la gloria (Spanish Edition) (pp. 25-26). HarperCollins español. Kindle Edition.
- Edwards, J. (2011). Los afectos religiosos: La válida experiencia cristiana (p. 67). Publicaciones Faro de Gracia: Graham, NC.
- Sproul, R. C. (2012). ¿Puedo tener gozo en mi vida?. (E. Castro, Trans.) (Vol. 12). Orlando, FL: Reformation Trust: A Division of Ligonier Ministries.
- That Your Joy May Be Full: A THEOLOGY OF HAPPINESS By Scott Swain, Desiring God