Juan Calvino es una de las figuras más importantes de la reforma protestante. Aunque se considera como parte de la segunda generación de los héroes de la reforma, sus aportes a la sistematización de la teología le han dado un rol protagónico, y preminente en esta importante etapa de la historia de la iglesia.
Las obras de Calvino siguen estimulando los corazones, y formando las mentes de aquellos que buscan dedicar sus vidas a la obra del ministerio. Algunas de sus obras más destacadas son la “Institución de la religión cristiana”, “La predestinación y la providencia de Dios”, y esta obra que estamos considerando: La necesidad de reformar la Iglesia. En este tratado, Calvino busca llevar a su lector principal, el emperador Carlos V, hacia el corazón del problema de la corrupción de la iglesia en sus días. El presenta el problema, pero también busca convencerle por medio de la historia, y de la Biblia, mientras que al mismo tiempo presenta el antídoto para la gravedad del estado de la iglesia.
Mientras Lutero presentó 95 tesis para abrir una discusión teológica sobre la situación de la iglesia en su momento, en esta obra encontramos uno de los mejores resúmenes del problema. Él nos presenta cuáles son las incongruencias doctrinales, para luego mostrarnos la respuesta bíblica. Calvino apela a la evidencia histórica de los padres de la iglesia para mostrar como el celo por la pureza del todo de la iglesia, los llevó a reformar áreas que estaban mal en el primer siglo. Pero no sólo utiliza un argumento histórico, primordialmente, apela a la Biblia, a su autoridad, inerrancia y absoluta infalibilidad. Él se esfuerza no sólo en presentar las malas noticias; como buen heraldo, presenta la solución, y con ella la urgencia de una reforma que no puede esperar más.
Podríamos resumir esta obra como el todo de la teología de Calvino, el conocimiento de Dios sólo puede ser logrado a través de la Escritura, y sólo ella, por medio del poder del Espíritu Santo que produce la unión con Cristo. Esta unión tiene implicaciones en la razón de la adoración, y su pureza, en la razón y los medios de la salvación, en la representación, y uso de los sacramentos, y en los medios de Cristo para el liderazgo que El designó para el cuidado de sus ovejas.
Este tratado es más que sólo un esfuerzo argumentativo en contra de las corrupciones de la iglesia católica en el 1543. No sé si exista un mejor resumen del problema categorizado como él lo hizo. Es decir, él sintetiza toda la teología reformada en cuatro áreas fundamentales: la adoración pública corporativa, la naturaleza de la salvación, el significado de los sacramentos, y el liderazgo de la iglesia. Mientras él hace esto, al mismo tiempo presenta el problema, y luego muestra la urgencia de la solución. Esta obra muestra el genio intelectual, y poderoso que Dios levantó en Calvino para motorizar lo que ya venía avanzando con Lutero, y mucho otros antes que él.
Esta obra muestra el genio intelectual y poderoso que Dios levantó en Calvino para motorizar lo que ya venía avanzando con Lutero, y mucho otros antes que él.
Consideremos al menos el primer punto, la corrupción de la adoración corporativa. Creo que la clave para entender a Calvino es ver quién es el objeto de la adoración en el culto. En ese momento, ya no era Dios sino muchas otras cosas, imágenes, vestigios, y santos ya fallecidos. Este resumen es la clave, cuando Dios es el objeto final de nuestra adoración, nuestra adoración corporativa es simple y pura, no contaminada. En sus palabras:
“Con respecto al culto de Dios, nuestros adversarios luego nos acusan porque (omitiendo las prácticas huecas y no menos descabelladas que tienden sólo a la hipocresía) adoramos a Dios en una manera más sencilla. Que en ninguna manera hemos disminuido del culto espiritual de Dios, es atestiguado por los hechos. Al contrario, cuando cayó en gran medida en olvido, nosotros lo hemos restaurado a sus derechos anteriores“.
Lo que diferencia la reforma que Calvino está defendiendo del estado actual de la iglesia es lo simple y limpia que es, Dios es el objeto final, y nada más que Dios mismo es necesario para adorarle. No obstante, y considerando que no me acerco a la grandeza de este reformador, yo hubiese querido ver una argumentación bíblica más profunda respecto a la naturaleza de la idolatría en la corrupción de la iglesia, y en cómo sus precursores se habían conformado al objeto de su adoración. En otras palabras, siempre que adoramos algo, nos convertimos en lo que adoramos. Otra manera de decirlo es que siempre nos convertimos en lo que contemplamos, y cautiva a nuestras almas. Aunque queda implícito, no está tan obviamente presentado en esta obra como lo hace el salmista en el Salmos 115:8:
Se volverán como ellos, los que los hacen, y todos los que en ellos confían.
Creo que Calvino logró sintetizar de manera magistral el problema de la iglesia en su época. Su síntesis no es simplista, pero concisa y relevante. No sólo argumenta teológicamente, pero su practicidad al mostrar los hechos, las acusaciones, y el estado de la iglesia, nos transporta a esta importante etapa de su historia. Pocos pueden hacer uso de la retórica, la historia, y el argumento bíblico sin caer en un desbalance, pero Calvino lo logra mientras defiende la causa reformadora al mismo tiempo. Y el resultado final, es el resumen del porqué era necesaria una reforma.
Por supuesto, todo esto es relevante hoy, y ese es al mismo tiempo el misterio, y la provisión de Dios para su pueblo. La reforma que era necesaria en ese momento sigue siendo relevante hoy. Hoy también la adoración ha sido corrompida con elementos que guían al pueblo de Dios a los hombres, y no hacia Él. También hoy luchamos con distorsiones del sacramento del bautismo, y su naturaleza por mencionar sólo uno. La justificación por la fe sola sigue siendo amenazada, y la grey continua dispersa por lobos disfrazados de pastores. La misma reforma de ayer, se mantiene relevante, y constante hoy. Que Dios levante a otros hombres como Calvino. Amén.