¿Naciste entre 1978 y 1998?
Sé cómo piensas porque somos en este sentido hermanos. Nos bautizan como “Mileniales”.
¿Nuestras características?
No somos iguales, muchos no nos entienden. Somos críticos, no sólo memorizamos para repetir patrones, también analizamos; no creemos sin muchas pruebas que antes nos convenzan, buscamos trascendencia, balance de trabajo y disfrute de la vida; somos escépticos, nuestra visión no es tanto local como global, dudamos de todo y especialmente de la iglesia! “¡Somos espirituales pero no creemos en la Iglesia!” “Estamos desilusionados de la iglesia”.
Y hay más. Estamos insatisfechos, no consideramos la cultura como enemiga de la religión, rechazamos que junto al secularismo intenten ahogar la iglesia. Muchos de nuestros contemporáneos ven la iglesia como un cuerpo lleno de hipocresía. Vemos la historia y se nos hace fácil odiar a Dios debido a las malas acciones de la iglesia. No nos basta con nuestra causa, queremos pelear por causas mayores a las nuestras.
El evangelio cambia, el evangelio transforma, es poder…es auténtico!
¡Buscamos autenticidad! ¡Queremos autenticidad!
Pero, sabemos lo que deseas, sabemos lo que necesitas. El evangelio cambia, el evangelio transforma, es poder…es auténtico!
El primer punto de una serie que quiero tocar a través de este blog es el siguiente:
Dios no es culpable de las malas acciones de la Iglesia
Nuestra historia está marcada por hechos abominables; muchos de ellos cometidos en el “nombre de Cristo” para lograr propósitos e intereses de los gobernantes y llamados poderosos. Al cruzar las páginas de la historia, muchos de nuestra generación fundamentan su odio en las llamadas “cruzadas” del siglo XI.
Mujeres violadas, niños estrellados contra las paredes, judíos calcinados dentro de los edificios, algunos historiadores hablan de tal matanza que hizo llegar la sangre ¡hasta las rodillas de los caballos en el pórtico de Salomón! Si ¡Todo en nombre de Cristo! Es precisamente de esa maldad que Cristo nos quiere librar.
Se dice de nosotros, los mileniales, que es tan importante la red digital como el alimento, el aire, como el agua… Esta es la era de la información y la información transforma. Date el honor de ser informado por el mismo Dios. Él es el Creador de la vida; el hombre escogió la muerte; Él nos hizo libres, nosotros escogimos voluntariamente la condena. Nos amó tanto que pagó el precio de hacernos libres de una maldición deseada por nosotros mismos; nos libró no sólo de la cultura, no sólo del pecado, no sólo de la culpa, no sólo de los errores de los demás, no sólo de las atrocidades de la mal llamada “iglesia” ¡nos libró de nosotros mismos! Y nos preservó entre las cadenas de su amor para no desviarnos nuevamente de su irresistible presencia.
Esta es la era de la información y la información transforma. Date el honor de ser informado por el mismo Dios.
El secularismo que promovemos desde nuestra generación precisamente nos hace olvidar lo importante del mensaje de Cristo y su verdad hoy.
Aprendamos de Harvard
Cito un ejemplo, John Harvard fue ordenado sacerdote y ministro. La universidad que lleva su apellido ocupa el primer lugar mundial en el ranking. Es una de las instituciones más antigua de América, fundada en 1636 (140 años antes de que se firmara la declaración de independencia). Vale la pena resaltar que en sus inicios la motivación no fue el conocimiento intelectual sino la capacitación de ministros cristianos. Su lema original, diseñado junto a tres libros era “Verdad (Veritas) para Cristo (Christo) y la Iglesia (Ecclesiae)”, fue adoptado en 1692 y era una parte de su sello original.
Curiosamente, los dos primeros libros sobre el escudo están boca arriba, mientras que la parte inferior del libro está boca abajo. Esto simboliza los límites de la razón, y la necesidad de la revelación de Dios (link al final del artículo).
El hombre ha luchado todo el tiempo, al igual que tú por la búsqueda de la verdad, Jesús la ha revelado, Él mismo es la Verdad!
Según la Dr. Georgia Purdom, en su modificado logo los tres libros aparecen boca arriba. Esto simboliza la creencia de que no hay límite para el razonamiento del hombre y que la revelación de Dios ya no es necesaria. El cambio en el lema refleja un cambio en la misión de la universidad.
El hombre ha luchado todo el tiempo, al igual que tú por la búsqueda de la verdad, Jesús la ha revelado, ¡Él mismo es la Verdad!
¿Desilusionado de Dios o de las malas acciones del hombre?
Permíteme mostrarte, de qué se trata la Cruz y el hombre colgando de ese madero hace poco más de 2,000 años, y piensa ¿de qué realmente estás desilusionado, de Dios o de las malas acciones del hombre? Anselmo de Canterbury (pensador del siglo XI) expresó lo siguiente sobre por qué Dios se hizo hombre:
“La importancia de una ofensa depende del ofendido, la de un honor depende de quien lo hace”.
Si por ejemplo, alguien ofende al rey, la importancia de esa acción se mide, no a base de quién la cometió, sino a base de la dignidad del ofendido. Pero si alguien desea honrar a otra persona, la importancia de esa acción se medirá, no a base del honor de quien recibe la honra, sino a base del honor de quien la ofrece.
No tenemos medio alguno para pagarle a Dios lo que le debemos, pues cualquier bien que podamos hacer no es más que nuestro deber, y por tanto la deuda pasada nunca será cancelada.
Si aplicamos este principio a las relaciones entre Dios y los seres humanos, llegamos a la conclusión, primero, que el pecado humano es infinito, pues fue cometido contra Dios, y ha de medirse a base de la dignidad de Dios; segundo, que cualquier pago o satisfacción que el ser humano pueda ofrecerle a Dios ha de ser limitado, pues su importancia se medirá a base de nuestra dignidad, que es infinitamente inferior a la de Dios. Además, lo cierto es que no tenemos medio alguno para pagarle a Dios lo que le debemos, pues cualquier bien que podamos hacer no es más que nuestro deber (Lucas 17:10), y por tanto la deuda pasada nunca será cancelada.
En consecuencia, para remediar nuestra situación hace falta ofrecerle a Dios un pago infinito (Romanos 6:23). Pero al mismo tiempo ese pago ha de ser hecho por un ser humano, puesto que fuimos nosotros los que pecamos. Luego, ha de ser humano infinito, que equivale a decir divino. Y es por esto que Dios se hizo hombre en Jesucristo, quien ofreció en nombre de la humanidad una satisfacción infinita por nuestro pecado (Romanos 5:12-21).
¿Contra quién nos estamos rebelando? ¿Quién es el verdadero enemigo?
Continúa leyendo el próximo artículo de esta serie: Una cultura que miente | Desaprender para aprender.
- Historia del Cristianismo, Justo L. González.
- Harvard no longer truth for Christ and the church
- Cambio 180 Melvin Rivera. “El liderazgo que requieren los mileniales” (Podcasts).
- Reaching Millennials. David Stark.