Esta es una interpretación realizada al texto de Lucas 16:1-9, antes de continuar leyendo tómate el tiempo de observar este pasaje y analizarlo por tu cuenta.
Tenemos un mayordomo mal administrando los bienes de su señor, cuando este se da cuenta quiere despedirlo, entonces el mayordomo aparte de derrochador se muestra ahora como alguien vago y orgulloso (v. 3) que además planifica lo que veríamos como un fraude a espaldas del dueño (v. 4). Para entender completamente la enseñanza de Jesús debemos tomar en cuenta que está dirigida a sus discípulos (cosa que realmente complica el problema cuando vemos el verso 9) además está precedida de otras dos enseñanzas que también hablan de riquezas: La moneda perdida, y el hijo pródigo.
Podemos contextualizar un poco para introducirnos más en la historia, en este caso “señor” (κύριος) se refiere al dueño o propietario de una hacienda, un lugar de actividad agrícola y/o ganadera; y el mayordomo (οἰκονόμος) sería el capataz, quien administra la hacienda o el negocio.
El problema aquí es que Jesús está hablando de un propietario que elogió al administrador cuando éste perdona parte del compromiso de los deudores (a espaldas del propietario) para al final quedar bien con ellos, pues no iba administrar más ese lugar. Incluso la intención del administrador queda explícita en el verso 4 que es “tener a donde ir” cuando sea despedido.
Así que tenemos a los discípulos escuchando del Maestro una historia que pone en alto a un hombre que con astucia se aprovechó de la situación para su beneficio, y motivándolos a hacer lo mismo, verso 9a Y yo os digo: Haceos amigos por medio de las riquezas injustas. Observando de cerca podemos ver que el propietario y el administrador representan los inconversos haciendo negocios (Jesús los llama “los hijos de este siglo” v. 8) en comparación con sus seguidores (hijos de luz v. 8). Podemos ver como en el verso 8 cobra sentido la parábola puesto que Jesús está comparando la manera viva, astuta, y ventajosa, con que siempre buscan beneficio de cualquier situación los inconversos; con el carácter de sus discípulos que carecía de esta viveza.
Entonces concluye con la enseñanza directa de que usen recursos mundanos para beneficiar a otros, así tendrán morada eterna. Comparando lo que conseguía el mayordomo infiel al final “un lugar terrenal a donde ir” con lo que conseguirían los hijos de la luz al imitar esta sagacidad “un lugar eterno a donde ir”.
Aún me queda el problema del verso 9 “haceos amigos por medio de riquezas injustas…” (“recursos mundanos”, dice en otra versión) no se escucha muy espiritual como para que Jesús lo recomiende. Bueno, otra vez, observando detalladamente vemos que no se les está enviando ha “hacer riquezas injustas” ni siquiera a buscarlas o desearlas, solo se les dice para qué usarlas, así que lo que vemos es un mandato de en qué “invertir”, no en cómo obtener.
Al final no podemos pasar por alto uno de los versos que siguen luego de esta historia “No podéis servir a Dios y a las riquezas” (v. 13). Aquí apreciamos completamente la enseñanza, al referiste a “mammon” que es la palabra aramea pronunciada por Jesús para referirse a riqueza. Siendo así (al igual que Mateo 6:24, que también usa esta frase que registra Lucas) está restando valor al dinero, lo cual fue parte esencial en las enseñanzas de Jesús, al punto que el dinero no puede competir con Dios. Si Dios no ocupa el primer lugar, no lo estamos honrando, vemos esto más adelante en Lucas con el joven rico que se le acerca a Cristo y al final termina triste porque no pensaba desprenderse de su riqueza (Lucas 18:18-24).
Tomando de ejemplo a un mal administrador que se aprovecha mientras está siendo despedido, Cristo enseña sobre la astucia, no del acto fraudulento.
Sí, el Señor apunta con esta parábola a la astucia del mayordomo infiel, y nos deja claro que necesitamos ser astutos con la misión que tenemos por delante, que no se limita a beneficios terrenales. Este es un mensaje aún vigente para nosotros hoy, es necesario que los hijos de Dios tengan la debida astucia siendo instrumentos en manos del Señor para expandir Su reino aquí en la tierra, la gran comisión no se logra de manera pasiva, es un hecho, necesitamos invertir nuestras riquezas terrenales, y sabemos que no solo eso, sino nuestra vida completa en los negocios de nuestro Padre celestial. Es mi oración que el Señor esté haciendo crecer cada vez más la llama en mi corazón para cumplir Su propósito. Que nunca ponga yo algo tan insignificante como el dinero, que perece en esta vida terrenal, antes que Su gloria. Forma Señor en mí ese carácter astuto para comunicar tu mensaje aprovechando cada oportunidad, usando cada circunstancia para hablar de tu Gloria, así cuando vengas puedas encontrarme haciendo buen uso de lo que has puesto en mis manos, haciendo esto no solo por pensar en un galardón como quien busca merecer algo, sino por el simple hecho de darte a ti la gloria que mereces por los siglos de los siglos, amén.
Observaciones de la Biblia realizadas en las versiones:
Reina Valera 1960, La Biblia de Las Américas, Nueva Traducción Viviente
Opinión contrastada con el comentario al Nuevo Testamento de Matthew Henry
