Cuando venimos a Cristo, debemos despojarnos de nosotros mismos, esto es vaciarnos de nuestros propios deseos, ambiciones, y egoísmo para ser llenos de Su Espíritu. Dios nos da la habilidad de hacer esto a través de la fe que nos ha sido dada por el Padre (Efesios 2: 8), y el ejemplo que nos dio el Hijo (Filipenses 2: 7). Sobre la acción de la confianza únicamente en Cristo para la salvación; y la entrega completa de nuestras vidas a Jesús como Señor, recibimos el Espíritu Santo para morar en nosotros, para vivir en nosotros, y para guiarnos mientras vivimos nuestras vidas en este mundo. Esta es una sola llenura del Espíritu Santo; Él no entra en nuestras vidas en fases o piezas. Así que, si tenemos todo el Espíritu Santo, tendremos la seguridad de que somos salvos y nacemos en la familia de Dios.
¿Por qué no somos capaces de vivir más plenamente para Cristo?
¿Por qué tantos cristianos siguen viviendo como niños en la fe y no creciendo como vasijas completamente entregadas, siendo guiados y plenamente usados por Dios?
Si bien puede haber muchos componentes para completar la respuesta a estas preguntas complejas, quiero presentar a ustedes la razón principal por la que no podemos vivir para Cristo en la mayor medida posible. Y la razón es que la iglesia se ha alejado de la misión primaria de cada cristiano. Una misión que ha sido dada por Cristo a cada uno de nosotros que nos identificamos como Sus siervos y seguidores.
Nuestro propósito es glorificar a Dios y hacer Su Nombre y Sus caminos conocidos entre las naciones.
No confunda nuestra misión con nuestro propósito. Nuestro propósito es glorificar a Dios y hacer Su Nombre y Sus caminos conocidos entre las naciones (mas detalles en este post). Con ese propósito como telón de fondo, todos hemos recibido una misión personal. Como Cristiano, debes confiar y seguir a Jesús en cada aspecto de tu vida, sometiéndote a Su Liderazgo, obedeciendo Sus mandamientos y alineándote con Su vida. Pero de todos los mandamientos, de todas las enseñanzas, de todos los ejemplos de amor; nuestro Señor dejó a Sus discípulos, que nos incluye a nosotros, con un mandato primordial y ese mandato sirve como la misión de vida de cada cristiano. Esta misión se puede encontrar en Mateo 28:18-20, conocida como la Gran Comisión.
Sé que la mayoría de nosotros hemos leído, oído y posiblemente, incluso, estudiado la Gran Comisión, pero yo quiero desafiarte a quedarte conmigo porque vamos a ver esto un poco diferente. Tu puedes estar pensando.. La Gran Comisión es simple – dice “¡Vayan!”. Bueno, ¿por qué no miramos lo que Jesús realmente dijo?
Veamos el contexto y espero que puedas ver mucho más
Jesús había invertido Su vida en Sus discípulos durante tres años, y luego fue crucificado, enterrado y resucitado de entre los muertos. Ahora los ha reunido para su último tiempo de enseñanza, el punto final de su preparación; entender la Misión de ellos, la cual es nuestra Misión de vida también.
“Jesús se acercó y les habló diciendo: ‘Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo’” (Mateo 28:18-20 RVR95).
Jesús comienza Su último mandato, Su comisión, para Sus discípulos, reiterando Su autoridad (la cual ellos ya habían presenciado) porque es el fundamento para Su última misión. ¡La autoridad de Jesús es lo que permite el cumplimiento de esta misión!
El alcance y la magnitud de la autoridad de Jesús es infinita porque Él es infinito. ¡Él es Dios! Como Creador, Él tiene toda autoridad sobre toda tu vida también. Y Su autoridad tiene un propósito aquí: es cumplir con Su misión, y Él le dice a Sus discípulos que Él proveerá lo que ellos necesiten para cumplir con esta misión.
Estamos aquí para completar Su misión
Somos salvos y vivimos en la tierra para vivir para Cristo, para traer gloria a Dios, para multiplicar Su imagen en este mundo.
No se pierda en esto, no nos salvamos a nosotros mismos. Somos salvos y vivimos en la tierra para vivir para Cristo, para traer gloria a Dios, para multiplicar Su imagen en este mundo, para compartir Su amor y la Verdad con tantas personas como podamos, hasta que dejemos este mundo para pasar a la eternidad con Él. Estamos aquí para completar Su misión.
Nuestras vidas son mejores vividas cuando nos entregamos completamente a Jesús y cuando le permitimos a Él vivir a través de nosotros. Es entonces cuando Su autoridad es debidamente vista y verdaderamente activa en este mundo. La Gran Comisión no es acerca de lo que traemos a la mesa, es acerca de Su autoridad en nosotros para el cumplimiento de su misión de ¡traerle gloria! Ahí es donde la palabra “Por tanto” viene en el verso 19. Esencialmente, Jesús está diciendo: “Tengo toda la autoridad en el cielo y la tierra, por tanto aquí está TU misión.”
Y ya que esto es importante para nuestra verdadera comprensión de este pasaje, acompáñame mientras me aventuro en un poco de lección gramatical por un momento. Al mirar este pasaje en el idioma griego original, en realidad sólo podemos encontrar un imperativo en estos versículos. Un imperativo es una orden que debe ser seguida. Este imperativo está acompañado por tres participios, que dan más contexto para seguir el comando. Al mirar este pasaje, ¿sabes cuál es el imperativo? En la mayoría de las situaciones cuando he hecho esta pregunta, la respuesta típicamente es: “Vayan”, pero eso es incorrecto. El único imperativo, el único mandamiento de Cristo es “Hagan discípulos“, “Vayan”, o literalmente, “yendo”, es un participio, así como “bautizando” y “enseñando” son participios. Todas estas son acciones que acompañan el mandamiento principal de “Hacer discípulos“.
La Gran Comisión es un mandamiento para todos los cristianos, para todos los que se identifican con Cristo.
Esto es muy importante para entender lo que Jesús está mandando aquí. No nos está diciendo que vayamos a evangelizar a los perdidos. El evangelismo es muy importante, pero es sólo el primer paso para hacer discípulos.
También es importante comprender que la Gran Comisión es un mandamiento para todos los cristianos, para todos los que se identifican con Cristo. Como cristiano, usted tiene una misión en la vida: ¡hacer discípulos de todas las naciones! Nuestras vidas deben girar alrededor de este mandato. Este no es un llamado para misioneros y pastores, es un mandamiento para cada persona que se identifica con Cristo. Nuestro llamamiento o cómo vivimos nuestra misión, será diferente, dependiendo de nuestros dones, pasiones y experiencias, pero todos tenemos el mandato de HACER DISCÍPULOS de TODAS LAS NACIONES!